viernes, 10 de agosto de 2012

Edición Agosto 2012


Editorial

Este mes de agosto será un mes bastante difícil para muchas familias hatillenses.

El incremento de un 25% en la factura del agua será un tema de discusión en muchos hogares cuando se paguen los salarios de este mes.

Para algunas familias un aumento de más de 5 mil colones significará reajustar sus gastos, pero para muchas más familias este aumento significará no volver a comprar carne, no comer más frutas u olvidarse de las salidas a La Sabana (granizado incluido).

Y es que para muchos hatillenses 5 mil colones más en el recibo del agua es un golpe duro, que impactará sus vidas cotidianas.

Pensamos en los trabajadores de maquilas, de construcción, de la municipalidad (puestos de bajo ingreso), en las mujeres que su ingreso económico es alguna pensión alimenticia, las que viven de las costuras, de nuestros hermanos hatillenses que viven de vender cositas en las paradas de buses, en los bulevares. En fin, en todas aquellas personas que no perciben más de 200 mil colones al mes. Es más, para algunos la cifra de 100 mil al mes son un sueño difícil de alcanzar.

Y son las personas de esta clase social baja las que viven en aquellos lugares que el AyA no revisa mes a mes el medidor del agua, por lo que ajustar su consumo de agua al mínimo no representará ningún beneficio económico, por lo menos en los siguientes 6 meses.

Duele aún más este cobro desmedido cuando vemos fugas de agua sin reparar, cuando cada sábado, en algunos sectores del distrito, se va el servicio de agua hasta 6 horas, y en el recibo mensual el AyA no reconoce esta deficiencia.

Es en este punto donde el pueblo debe exigir a las instancias gubernamentales un servicio de calidad, así como nos cobran por los servicios que nos dan.

Exijamos mayor seguridad en nuestros barrios, para que los funcionarios de estas entidades puedan revisar nuestros medidores de consumo cada mes, y así darle valor al consumo responsable de los servicios que llegan a nuestros hogares (agua y luz).

Recordemos también que la seguridad no solo se exige, sino que también se procura, a través de denuncias, cuando debemos hacerlas, y a través de la inculcación de valores a nuestros jóvenes.

Seamos buenos ciudadanos en el ejercicio de nuestras obligaciones y en la exigencia de nuestros derechos.

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